sábado, 4 de julio de 2009

EL INCREMENTO DEL DESEMPLEO EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL.


El trabajo constituye un fenómeno central para la vida social en su conjunto - tanto sea por su ausencia como por su existencia en diferentes formas- como generador y destructor de identidades personales y colectivas. La ausencia de trabajo y el aumento del ocio forzado ponen en evidencia que el trabajo es mucho más que un medio de producción económica. El hecho que falte, hace visible su múltiple función de organizar la cotidianidad no solo de un sujeto sino de su familia, genera hábitos, costumbres, horarios, es un medio de ubicación social de sentido para la vida, es generador de subjetividad.

Un elemento clave para el análisis de los cambios en el mundo del trabajo, es la caracterización e interpretación de las transformaciones actuales del capitalismo tardío y sus expresiones en las diversas formaciones económico-sociales.

Según el historiador inglés Erick Hobsbawm[1], “el fin del siglo ha implicado la configuración de un orden realmente globalizado, construido bajo el dominio del capital, marcado por la hegemonía política del neoliberalismo y asentado sobre las bases de un sentido común construido gracias a la extraordinaria importancia adquirida por la informática y las nuevas tecnologías telecomunicacionales”. Pero la globalización, no sólo implica la circulación de mercancías en un espacio mundializado, la aceleración de las comunicaciones (que ha roto en cierta medida con la barrera del espacio) y la revolución técnica (que ha contribuido a la disolución de las fronteras culturales por la formación de un público que, más allá de los límites de los estados nacionales, comparte un conjunto de códigos e iconos). Implica también fenómenos sociales y políticos complejos, como el retorno de formas de exclusión inauditas en un tiempo que se quiere democrático.

En tal sentido, afirma Giddens[2] la globalización no es algo “remoto y alejado del individuo”, sino que “influye en los aspectos íntimos y personales de nuestras vidas”.

En la actualidad, es creciente el deterioro de las condiciones generales de bienestar y el aumento de la pobreza, tanto en países desarrollados como en desarrollo. La crisis recesiva con desempleo masivo que azota con dureza extrema a la primera potencia imperial, EEUU, arrasa también con las economías centrales de Europa donde se registran huelgas y protestas sociales que barren con la estabilidad de los gobiernos desde Francia, Reino Unido, España, hasta Bélgica e Islandia.

Los altos índices de desempleo, la dificultad cada vez mayor para acceder a los servicios básicos, la flexibilización laboral, el aumento del empleo informal, la contracción del consumo en bienes y servicios así como la existencia de Estados que no instrumentan políticas orientadas al bienestar de la población en su conjunto, permiten explicar como en diversas regiones del planeta, aumentan las desigualdades y la exclusión social, afectando sobre todo a grupos sociales en riesgo como: los desempleados, los jóvenes, las mujeres, los migrantes y los trabajadores con poca o nula calificación.

Para ahondar en la situación concretamente actual: Europa en rojo: La crisis y la desocupación amenazan con explosiones sociales,¿Desempleo en dos dígitos? y El desempleo ahora va por ellas .

[1] ERIC HOBSBAWM.(1998)HISTORIADEL. SIGLO XX. 1914-1991”. CRÍTICA. GRIJALBO

[2] GIDDENS, A. (2000): “UN MUNDO DESBOCADO. LOS EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN EN NUESTRAS VIDAS”. TRADUCCIÓN DE PEDRO CIFUENTES, TAURUS, ESPAÑA.


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